En muchas ocasiones recibimos en nuestro taller semirremolques u otros vehículos usados con neumáticos desgastados o en condiciones adversas que debemos descartar para su utilización. En este caso, nos encargamos de que entren en fase de residuo: los reciclamos o almacenamos en grandes vertederos legalizados para múltiples utilizaciones.
Generalmente, se piensa que la producción de neumáticos y la fase de residuo es lo que más contamina, pero estamos equivocados. El mayor impacto medioambiental de los neumáticos se produce durante su vida útil, es decir, cuando está en funcionamiento en nuestros vehículos. Esto se debe a que el consumo de energía de un vehículo depende en gran parte del rozamiento que produce el neumático en el asfalto: a mayor rozamiento, más consumo, y por tanto, mayores emisiones de gases contaminantes.
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¿Cómo reducir el impacto medioambiental?
1. Desde la postura del conductor transportista o propietario del vehículo, se puede minimizar el consumo manteniendo los neumáticos en buenas condiciones, controlando su presión y la alineación de la dirección. Además, en trayectos en vacío y siempre que el semirremolque lo requiera, conviene elevar el /los ejes elevables para evitar el rozamiento de al menos 2 ruedas.
2. Desde nuestra perspectiva, almacenamos los neumáticos en puntos de reciclaje legalizados que se encargan de darles múltiples usos:
- Recauchado: consiste en reparar la banda de rodadura de las ruedas usadas de tal forma que ofrezcan la misma calidad que uno nuevo.
- Transformación: en otras ocasiones las ruedas usadas se llevan a centros de transformación donde se convierten en materia para fabricar carreteras, cemento, suelos acolchados y otros usos.
Además, en el caso de carrozar nuevos semirremolques, trabajamos con fabricantes que nos facilitan marcas de neumáticos con etiqueta ecológica; esto quiere decir que los neumáticos son fabricados para minimizar su consumo.